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¿Ética, moral, humanidad?

Nos estrujamos el cerebro para comprender el uso que en nuestra sociedad se hace de estas palabras. Antiguamente todas ellas se podían unificar en una sola: educación.

Dentro de esta expresión se incluían el actuar siempre conforme a la moral y teniendo conocimiento de las limitaciones propias. Esto nos lo enseñaban desde pequeño inculcándonos en primer lugar el respeto a la madre, al padre, que a su vez nos inculcaban el respeto al maestro.

Se producía de esta manera algo tan natural como el reconocimiento de que desde que nacemos hasta que morimos somos seres en constante evolución individual que a su vez forma la evolución de la sociedad a la que pertenecemos. Esa misma evolución personal es una característica propia del ser humano que asume la experiencia y conocimientos que sus congéneres han ido aprendiendo a lo largo de sus años.

Los conocimientos adquiridos por nuestros antepasados y los que nosotros mismos hemos ido asimilando por las circunstancias que nos rodean y sobre las que nosotros no tenemos control forman parte de la maleta de conocimientos de la que vamos haciendo uso a lo largo de nuestra vida.

En nuestro desarrollo hemos podido adoptar una postura u otra, en función de lo que mejor hayamos decidido, pero una de las circunstancias que nos impedirán prosperar será no querer asumir la responsabilidad de nuestros actos y buscar culpables por doquier.

Parece que esto es lo que puede estar pasando con el actual debate sobre la prisión permanente revisable.

Se discute en nuestra sociedad si se trata de Justicia para con la víctima o venganza para con el verdugo. Seguridad para la sociedad o humanismo para el convicto. Reinserción como objetivo de la condena o castigo prorrogable.

Es una cuestión de difícil acuerdo pues en un Estado de Derecho la reinserción debe ser el objetivo fundamental del sistema penitenciario. No hay lugar a duda. Sin embargo, ¿qué ocurre en nuestra sociedad cuando se reincide en un mismo acto delictivo. Cuando en un permiso penitenciario el condenado vuelve a delinquir? Nos ponemos las manos en la cabeza y pedimos justicia y la aplicación inmediata y estricta de la ley. Chocan en este acto la humanidad que hemos de usar para tratar al condenado, haciendo cuanto esté a nuestro alcance para reinsertarlo, pero también la defensa de los derechos de los ciudadanos que en algunos casos pierden su vida o son objeto de violencia sexual.

Se haría interminable la cantidad de argumentos que podríamos usar en defensa de una u otra postura.

Los conceptos y apreciaciones que en la actualidad se tienen de la ética, moral y humanidad pueden haber cambiado tanto como los que hoy se tienen de la familia, el padre, la madre o el profesor. Asumimos una licuación de nuestros principios que hacen que estos se escapen a la primera de por entre nuestros dedos con tal de estar donde la mayoría. Nos avergüenza señalarnos por adoptar una postura dispar a la de la gente, a la de lo políticamente correcto que no es otra cosa que el sí pero no.

Nuestra sociedad nos lleva por un rio de dejadez en el que la discusión ocupa un papel central frente a la solución de problemas. Mientras discutimos cualquier miembro de nuestra sociedad puede volver a reincidir el honor, pudor o vida de otro ciudadano.

Personalmente soy partidario de la prisión permanente revisable, adoptándose dentro del cumplimiento de la pena cuantas medidas terapéuticas y de formación sean necesarias para conseguir la reinserción del condenado. La vida de una persona merece la adopción de cuanto sea necesario para su protección.

 

 [cabezon name="Fernando Guerrero" designation="Ensayista" img="guerrero" /]

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