El pasado sábado día 26 de enero tuvo lugar el primer Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía tras la constitución del nuevo Ejecutivo andaluz; en el orden del día aparecía como primer punto, por tanto el paso primigenio de este incipiente gobierno, la bonificación del 99% del Impuesto de Sucesiones y Donaciones. El Partido Popular y Ciudadanos nos han hecho creer a los andaluces y andaluzas que éste era un impuesto injusto que afectaba a la mayoría. Y no es así.
En 2017 se pactó entre PSOE y Ciudadanos que el límite a partir del cual se tributa es un millón de euros por heredero, legatario o donatario. Me parece un límite más que razonable (en realidad muy elevado) para eximir de la obligación de pagar el impuesto mencionado.¿Cuántos trabajadores y trabajadoras, cuántos autónomos heredan un millón de euros? Es algo realmente anecdótico y testimonial, poco significativo. En realidad lo que se elimina de facto es la tributación de las donaciones o transmisiones por causa de fallecimiento millonarias que deben contribuir al sostenimiento del gasto público.
Es justo que un incremento patrimonial de tales dimensiones tribute para provocar una redistribución de la riqueza, basándose en el principio de progresividad fijado en el artículo 31 de la Constitución de 1978. Y me parece increíble que lleguemos al absurdo de aplaudir esta medida quienes nunca vamos a llegar a ese nivel de riqueza; en realidad estamos dando carta de naturaleza a la eliminación de un impuesto que grava a los terratenientes, a los poseedores de un patrimonio millonario y a las grandes fortunas; qué triste se me antoja que estemos de acuerdo con este despropopósito...y es que ello supondrá la merma de ingresos para las arcas de la Junta de Andalucía y por consiguiente menos recursos económicos para mejorar la sanidad, la educación, la atención a dependientes, los servicios públicos, en definitiva.
Y es que los millonarios que no tributarán pueden costearse perfectamente una sanidad privada, una educación privada y todos los servicios que necesiten, pero nosotros, no. Los mensajes simplistas a veces calan en nuestras conciencias y nos confunden Creo que es necesario profundizar en las consecuencias de promesas y decisiones que creemos que nos benefician pero realmente van contra la garantía de nuestros derechos y servicios básicos.
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