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A diario sin Che

El 9 de octubre se conmemoró el 50 aniversario del asesinato del Che en La Higuera, municipio de Pucará (Bolivia), así me enteré por los medios, sin aspavientos. Félix Rodríguez, el agente secreto, que ordenó que lo eliminaran, vive a sus 76 años junto a su pistola cargada en Miami, y larga una entrevista como si tal cosa.

No hay que hablarle a mi generación mucho del Che, pues lo tuvimos como ídolo e icono de nuestros ideales de juventud, en la lucha contra Franco en busca de democracia y libertad para el pueblo español. De aquella fe impuesta del nacional-catolicismo, aquel pan nuestro de cada día, a las nuevas creencias en lo ignoto: de Gandhi en la India, a la lucha de Martin Luther King; del Congo de Lumumba, al discurso de Fidel, ironía, La Historia me Absolberá; del Guernica de Picasso, a la foto del guerrillero muerto comandante Che Guevara, y siempre Allende.

Por los medios clandestinos y más discretas conexiones, con los llamados militantes, de la sin fin de orientaciones democráticas, y la de las distintas izquierdas que pululaban en los bastidores de la Dictadura, siempre hubo un lugar discreto, para entonar contra El Gran Caimán, y repetir a coro, adiós Comandante amigo: Violeta Parra, Atahualpa, Quilapayun, Víctor Jara, Joan Báez, Joan Manuel Serrat.... Siempre el Che-soldadito boliviano- ganó en la evocación creativa de canciones de la lucha, entre quijotes y gigantes.

En el terruño, mientras los libros y los folletos circulaban entre estantes escondidos, a muchos nos ganó la biografía y los escritos de Pablo Iglesias Posse, el fundador del PSOE; otros seguían desde Leningrado a Pekín, ida y vuelta, dejando alguna pestaña entre Albania y La Habana. Todo cabía en la coctelera del Mayo del 68, siempre con retraso de la España cañí.

Los Che, Gandhi, Martin Luther King y Allende lideraban las cuentas de los mártires, entre los miles de anónimos, poco que se veía tras los Pirineos o el Telón de Acero, todo lo que no era revolución era poesía, por más que se recitara a Miguel Hernández, César Vallejo, García Lorca o Pablo Neruda.

Después se consiguió la Constitución, después todo cristalizó en el 82 con el gobierno, el primer gobierno socialista, después Europa, después se hizo tan larga la tarea, sin móvil, sin table y casi sin busca, el tiempo se ha encargado de todo lo demás, como es su costumbre, 50 años del asesinato del Che.

Nosotros tuvimos muchos referentes de pasión juvenil, ahora, miro en una estantería de una tienda de marca, la máscara de Anonymus, el personaje de V de Vendetta, ídolo juvenil de comic y pantalla, y me espero cualquier cosa en estos días de tribulaciones políticas, alguna pantomima mediática para el consumo de nuestros jóvenes aguerridos y cándidos.

 

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